Dos símbolos opuestos nos dejaron esta semana. Rita Barberá y Fidel Castro. Sin establecer mas matices, ambos, cada uno a su nivel, suscitaron adhesiones y rechazos.
También ambos nos hacen ver, que el regreso a la materia mas esencial reduce la intensidad de los rechazos e incrementa los sentimientos de justificación y adhesión.
Fidel Castro significó una autentica isla ideológica y su final se produce dentro de una disyuntiva lejos de ser clarificada: Que camino emprenderán los EEUU, tras el triunfo de Trump, respecto al acercamiento EEUU - Cuba?.
Lo único cierto es que su presencia se extinguió, llevándose tras si innumerables incógnitas de las que se verterán miles de hipótesis a cual mas egoista.
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