viernes, 14 de octubre de 2016

Las etiquetas


         

           ¿Quien no está tentado de etiquetar a las personas que le rodean?.  "Es un inconformista"..."Es un caprichoso".... Las etiquetas las tenemos todos, algunas justas y otras no. Es muy fácil ponerlas y muy difícil cambiar de opinión y quitarlas de encima. Algunas nos las han colgado o las colgamos sin poder evitarlo y no siempre son merecidas.En cualquier caso nos acompañan en nuestra vida, nuestra forma de ver a los demás y condicionan la percepción de nuestro entorno.

          Las etiquetas son una forma increíblemente superficial y poco objetiva de clasificarnos. Nos dejamos guiar por ellas, juzgamos y no profundizamos en conocer a ese alguien a quien etiquetamos.

          No siempre son reflejo de la forma habitual de ser o carácter de la esa persona y a menudo son comportamientos intranscendentes. En ocasiones se cuelgan por un solo acto desafortunado y en ese caso podemos aplicar el refrán que dice: "Por un gato que maté, matagatos me llamaron".

          La primera impresión pesa mas a la hora de colocar una etiqueta que el conocimiento a fondo de la persona. En ocasiones es suficiente un primer contacto visual, para colocar una etiqueta. También es cierto que el aspecto físico, la expresión, y el lenguaje no verbal, influyen a la hora de configurar una etiqueta.

          Las etiquetas no son siempre ingenuas y bien intencionadas, y pueden tener nefastas consecuencias para las personas a quien etiquetamos. Pueden esconder miedo y rechazo, pueden ser fruto de la inquietud que nos provoque alguna persona o pueden esconder estrategias de ridiculizar cuando percibimos amenazas en nuestra posición. A un compañero eficiente, se le puede etiquetar de "Trepa"...a un niño eficiente "Empollón"....

          De cualquier manera, si somos los etiquetados, esas etiquetas nos deberían hacer reflexionar sobre nuestro comportamiento, ya que de un modo inconsciente podemos estar proyectando una imagen determinada de nosotros.

          Hay quien busca la etiqueta con comportamientos que trabajan en el sentido de ganar esas etiquetas (en ese caso siempre positivas) y vivir de ellas el resto de nuestros días. Y, al contrario, hay quien justifica inactividad, comodidad o su falta de acción colocándose las etiquetas como: "soy un manazas"...."nunca he podido  con....".

          Resulta difícil despojarse de las etiquetas y más cuando cualquier gesto puede reafirmar las mismas, mientras que todas las intenciones para quitárselas pasan inadvertidas.

          Es necesario tiempo y paciencia para deshacernos de una etiqueta y la mala costumbre de prejuzgar a las personas.

          Colgar etiquetas es impedirnos averiguar como son los otros y con esto perdemos la ocasión de conocer de verdad sobre ellos y descubrir a la gente como verdaderamente es. No renunciemos a nuestra capacidad de percepción y la ocasión de reconocimiento, del crecimiento y cambio constante que todos poseemos y que es imposible definir con solo una etiqueta.


          Roby a través de una inteligente colaboración de Lola Mateo en la emisión de Radio de la Asociación de amigos de la Nau Gran (dispones de un enlace a la derecha...otros Blogs) de Noviembre.

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