lunes, 3 de julio de 2017

Marines, Olocau, La Olla ... casas que fueron hogar



          Fruto de la casualidad, mientras yo estaba tomando fotografías en la parte valenciana de la bellísima Sierra Calderona, a escasos km, en la vertiente de Castellón se estaba desarrollando un violento fuego. Comí en Gátova sin saber que justo al lado iba a desarrollarse este devastador incendio.

          Por donde se mire la Calderona es espectacular. En ella encuentras desde pinadas frondosas, barrancos serpenteantes dando curso a riachuelos plateados, matorrales tupidos, zonas de cultivo ... y estrechas carreteras y pistas de tierra muy bien conservadas como la que me permitió acceder a un conjunto de casonas puramente rurales abandonadas, semiderruidas, de una belleza increíble.

          Soy un enamorado de este tipo de edificaciones porque llevan consigo el embrujo de lo vivido, de historias de familias que en un momento abandonaron su hogar dejando en la textura de sus muros como arañazos en la piedra de ese día a día extinto. Te permiten soñar como fué su vida en un paraje tan alejado, no en distancia kilométrica, si no vital, de las cercanas poblaciones desarrolladas.

          Alguna de ellas se encuentran diseminadas por el propio pueblo, habitualmente en la periferia suya. Pero le ofrecen el encanto de lo testimonial.

          En mi pequeño reportaje, alguna de estas últimas tomadas en Marines viejo y Olocau y las siguientes pertenecientes a un poblado extinguido en medio de la Sierra, todo él en ruinas y abandonado.


 





 

 


 

 



 








 

 
 
 

 


 


 




 



 

 



 




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